14/10/11

Se me ha roto el mundo... Cap. 1.1.

TEXTO PARA CORREGIR.
(c)Mtiag.


"La realidad, siempre la realidad. Es el ente que manda, la presencia que destroza vidas o esperanzas. Destroza  esperanzas.

El mundo se me ha roto esta noche. Sí.


De acuerdo en que yo he contribuido a su aniquilación. Pero era necesario para dar felicidad a otros.


Aquí sí puedo poner que nadie me ha amado. Jamás. Nadie me ha amado.


¿He amado? Sí. Mucho.


Pero para quienes piensen que si hubiera sido así no diría que nadie me ha amado. Es mentira eso de que la persona que ama recibe como premio el ver al otro contento.


Toda mi vida he dejado libres a los demás. Sí, han encontrado su camino y sí, son felices.


Ahora dos personas más y, en breve, una tercera, harán lo propio."


R43151096 dejó el diario sobre la tabla que tenía extendida en la parte izquierda. Sobresalía de la pared. Era una tabla plegable que se guardaba dentro del muro y sólo había que estirar del manubrio hacia uno mismo para que saliera de su lugar y sirviera de soporte. Cómodo supletorio para tomar alimento y resposar en el sillón o sobre la cama. Había que diseñarlas y pedirlas mientras se construían los muros del habitáculo. En las viviendas antiguas se hubo de realizar una gran cantidad de obra para acondicionarlas a los tiempos actuales. Las casas no tenían prácticamente muebles y sí mucho espacio, luz y diseño funcional aunque bello. Un sofá, algunos cojines, una alfombra. Todo estaba oculto en la pared por mamparas que soportaban pesos de cuadros, tapices en los hogares más acomodados o útiles eléctricos.

Miró hacia su lado derecho. Otro soporte mantenía una especie de termo eléctrico y un vaso de metacrilato. En el termo se mantenía en su temperatura la  leche templada.  No podía tomar café ni excitantes pues su prototipo estaba diseñado para alterar mentalmente la química cerebral y provocar las famosas subidas de adrenalina tan necesarias para trabajar. De vez en cuando venía bien dejar que el cerebro siguiera un curso más lento en su existencia y ayudarse de otros elementos para que el cuerpo se mantuviera en forma. Probó un sorbo.

El calor del vaso trascendió su fino material y entró por las células de sus manos. Se tranquilizó muchísimo. Sintió un pequeño placer, algo de paz interior y cerró los ojos para disfrutarlo. Se recostó sobre el respaldo de su sofá y dejó pasar un minuto exacto antes de dejar el vaso, de nuevo, sobre el soporte y volver a recoger el pequeño volumen manuscrito.

Lo abrió suavemente, rozando con sumo cuidado las páginas. podía cortarse. Buscó la última que había marcado y continuó leyendo:

""Me alegro, me alegro infinito por su felicidad y me alegro de haber ayudado a ello. Pero miro mis manos, mi corazón y mi soledad.

No tengo unos ojos en los que reflejarme. Nunca los he tenido  y cuando he creído que iban a hacerlo, encontraba el reflejo de otras pupilas y los dejaba ir porque se merecían ser felices.

No he tenido jamás unas manos que me acariciaran en estos momentos y que se cubrieran conmigo de tristeza cuando las horas bajas llenaban mis silencios. Ellos sí las han tenido.

Es hermoso ayudar pero... ¿quién echa una mano al hombro donde todo el mundo llora?"


Qué egoísta se había vuelto R50220162. No reconocía sus palabras ni su forma de ser en esas letras. ¿Sería cierto que estas misiones provocaban semejantes cambios en los Autores? Si su misión era, únicamente, dirigir una pequeña enzima en el cerebro de los enormes y antiguos prototipos fabricados por sus antepasados. No entendía el por qué había que seguir manteniéndolos vivos y había que dejarlos reproducirse. Pero recordó que este último pensamiento no tenía derecho a hacerlo volver. Se dirigió al brazo de su sillón y tocó una tecla. Sintió una pequeña sacudida en su cuerpo y el pensamiento se erradicó. Ellos eran los Responsables de la Existencia de Todo y les debía su Nacer y su Ser. Así que eligió, en su madurez, eliminar todo lo negativo que pasara por su mente. Como deferencia le permitieron que realizara su propia limpieza mental.

Se estaba agotando. No solía ser costumbre la lectura de textos nefastos como aquel so pena que fuera un enseñante o un corrector. Era típico de un infante. ¿Qué tenían aquellas misiones especiales para que provocaran un cambio tan enorme en Existencias de tantos eones?  Unos cambios tan drásticos. Así se manifestaba en los informes que le habían presentado sobre R50220162. Se había perdido totalmente. El retorno fue imposible y pasó a ser energía. Resultaba difícil de creer pero no era su cometido el pensar sobre ello. Al menos por el momento. Le correspondía finalizar la lectura de todos los documentos que habían recopilado tras su desvanecimiento. Había llegado por correo una enorme caja de plástico con cuadernos, papeles escritos, documentos, libretas y libros. Todo sin acabar de escribir. Era una  de las características de R50220162 y la que más le molestaba. No había elegido eliminar los pensamientos negativos y estos hacían mella en su cerebro con más profundidad porque era un elemento que sólo servía para misiones rápidas y contundentes muy seguidas unas de otras sin pararse a pensar en sus cometidos. Necesitaba rapidez mental, agilidad para procesar en segundos el resultado y zanjar la misión cuanto antes pero quedaba por resolver el tema de las derivaciones químicas. A pesar de haber sido uno de los prototipos erróneos, tuvo la suerte de ser tenaz aunque no inteligente y cayó bien  a los RET que iniciaban la eliminación. Supo estar a la altura de la situación en cada momento y elegía las misiones más duras y penosas, las que nadie quería por pertenecer a esos elementos caducos que no se merecían ni su existencia. Otro pensamiento negativo. Otros. Más sacudidas. Decidió acabar de leer aquel fragmento y descansar.

"El camino lo hago sola porque nadie me ha permitido seguir el suyo ni ha querido venir al mío.

Ahora las noches se me clavarán en la garganta como espinas de pescado y se atragantarán las estrellas en las lágrimas que no pueden salir. 

En estos instantes había encontrado un amor tengo que matarlo. Ya van cuatro amores asesinados. Éste era distinto porque no quería renunciar de ningún modo a él. Y ahora he visto que él sólo pretendía recoger mi suerte para ser feliz.

Me alegro. Enhorabuena.

Ahora ayúdame porque estoy sola y tengo que matar a la persona que más he querido en mi vida, emocionalmente. Y va costarme mucho. Va a ser duro, realmente duro. 

Se me clava la hiel en la garganta. Las espinas no me dejan hablar. No me dejan sentir más que una eperanza que me sugiere que siga a su lado, que le escriba, que no le deje. Pero es que él no me ama ni me quiere. Ya se despidió de mí. Y ahora su silencio ronda por el vacío de mi sangre.

Será duro decirle "adiós" y que todo le vaya bien. Se enfadará porque le daré la espalda , según dice él. de nuevo. Pero lo único que hago es cerrar la puerta de su desdicha y ponerme delante para que no sufra, para que vea toda la felicidad que le espera."


Amor, adiós, dependencia, inmadurez. Menos mal que había elegido la soledad en su madurez porque no quería transmitir sus defectos al resto de las generaciones. Se le permitió ser amada pero no sentirse amada. Ser querida. Era evidente que lo olvidó. O aquel cuerpo tenía tantísimos fallos que cambiaron en su ser cualquier elemento que reforzara sus recuerdos.

Cerró el librito. Se levantó.

Su figura era preciosa. Su altura, adecuada para cualquier evento donde la belleza se considerada valor absoluto. Su piel , su pelo, sus características eran las más positivas, las mejores para su prototipo diseñado genéticamente. Cualquiera de sus semejantes encontraba su presencia favorable y se le antojaba deliciosa. Pero su mente buscaba algo más y se decidió a ir eligiendo misiones. No le era necesario porque podía haber elegido un mundo de placer sin fin y de dicha eterna. Sentía que en su interior quedaba alguna cosa por terminar de hacer. Su colega había elegido las misiones por la misma razón: algo pendiente cuando podía haberse quedado leyendo libros y escribiendo sin parar. Buscaba alguna razón o experiencia para conseguir la novela de su vida. ¿Sería aquello que tenía entre sus manos?

¿Por qué se había vuelto tan egoísta y pensaba tanto en sí? Habla de sí y de otros. ¿Acabaron con su vida? 

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Clávame otra espina...